Siempre
me he preguntado por qué las cosas que más nos gustan vienen acompañadas de un
"pero" que nos obliga a dosificarlas como si fueran medicina... Y
cuanto más grande es el gusto, más grande es el "pero"... será un
derivado de las leyes de Murphy, quién sabe.
Yo no estoy aquí para ponerle "peros" a nada y mucho menos a lo único
que no consigue amargar a nadie: un maravilloso dulce.
Vale, lo admito, hay que tomarlos de manera dosificada por motivos obvios,
peeeeero... que nadie olvide que el azúcar juega un papel muy importante en
nuestra vida. Las neuronas sólo se alimentan de glucosa (y nadie les pone un
"pero") y se ha demostrado que el azúcar es un tranquilizante
natural. ¿Se le puede pedir más?
Pues por eso, porque a nadie le amarga un dulce, voy a hacer del azúcar un
imprescindible en todas las ideas que os iré presentando poco a poco...
convirtiendo el azúcar en una dulce sorpresa, felicitación o recompensa... sea
lo que sea y a quien sea, arráncale una sonrisa, díselo con azúcar!!
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